martes, 29 de enero de 2013

Cupcakes de zanahoria (y manzana y canela y pasas)

El día 4 de Enero por la tarde, en plena víspera de empezar con la operación roscón, decidí que sería buena idea hacer unos cupcakes de zanahoria, no fuera a ser que sólo con el roscón nos quedáramos con hambre. Bueno, uno de los verdaderos motivos de hacerlos fue que mis padres aun no habían probado mis cupcakes! Otras cosas sí (rollos de canela y cakepops) pero los cupcakes faltaban! Así que pensé que estos serían unos candidatos ideales: tienen verdura, fruta y un toque de canela! Que siempre hace las cosas más interesantes. 

Además, así pude estrenar mi regalo adelantado de Reyes, un expositor de cupcakes!!


Sin enrollarme más, paso a la receta, que la saqué, cómo no, del libro de Alma.

Bueno, miento, una cosita más antes de entrar en materia: no os dejéis engañar por el nombre de los cupcakes! Llevan más cosas además de la zanahoria, y no saben a ninguna de ellas en especial, es una mezcla esponjosa y húmeda (y deliciosa!).

Ahora sí!

Ingredientes:
  • 140 g de harina
  • 1 cucharadita de bicarbonato de soda
  • 1 cucharadita de canela
  • 2 huevos (tamaño M)
  • 115 g de azúcar blanco
  • 120 ml de aceite de oliva suave
  • 150 g de zanahorias
  • 140 g de manzana
  • 5 nueces (sin cáscara, of course)
  • 60 g de pasas (sin hueso)
Ingredientes para la cobertura (de queso, ummm):
  • 120 g de mantequilla
  • 300 g de icing sugar
  • 125 g de queso de untar (no light)
  • 1 cucharada de leche semidesnatada

Un par de apuntes sobre los ingredientes:

Yo eché la cantidad de zanahoria y manzana un poco a ojo, vamos, lo que dieron de sí las manzanas y zanahorias que tenía por casa (y echando unidades enteras, que luego se quedan restos por la nevera y al final sólo valen para acabar tirándolos a la basura cuando te das cuenta de que algo huele a podrido en Las Rozas). Y especifico. A ojo quiere decir que a lo mejor puse 135 g de zanahoria y 130 g de manzana, no que me saltara a la torera las cantidades :)

Con las nueces pasó algo parecido. Como lo que tenía era una bolsita de nueces peladas eché un puñadito, lo que a mi me pareció que debía equivaler a 5 nueces. Ah, y estuve un rato intentando quitarles la pielecilla que llevan, sin mucho éxito. Luego me dijeron que no hacía falta... De pasas eché las que tenía, serían unos 40 g.

Por último, el aceite. Como yo soy así, eché 120 g en vez de 120 ml, no me acordé de cuál era la densidad del aceite hasta que fue demasiado tarde...

Y ahora os estaréis preguntando... ¿y ésta no decía que si había que seguir las instrucciones, que si nada de innovar, y tal? Ya... Lo sé... Pero el caso es que salieron bien!! A ver, hay recetas más delicaditas con las que no me atrevería a enredar, pero como en el caso de los cupcakes está bastante claro cómo tiene que quedar la masa final (al fin y al cabo son bizcochitos, con la cobertura no me atrevería a innovar, ya lo hice sin demasiado buen resultado) no me preocupa tanto. Siempre se puede añadir un poco de algo (sólido o líquido, según se vea) al final.

Y sí, pese a todo, salieron ricos! La preparación es sencillita:

Encendemos el horno y preparamos los papelitos:
Para esta ocasión, elegí unos rosas muy cucos

Tamizamos la harina con la canela y el bicarbonato (con thermomix, 5 segundos,  velocidad 10) y reservamos. 
Por otro lado, rallamos la zanahoria y la manzana (6 segundos, velocidad 5) y reservamos en otro cuenco.
En un tercer cuenco batimos los huevos con el azúcar y el aceite (5 segundos, velocidad 3). Añadimos la mezcla de harina tamizada y batimos (15 segundos, velocidad 3-4). Agregamos la zanahoria y la manzana ralladas y mezclamos con una espátula. Cuando esté bien mezclado, añadimos las pasas y las nueces (en trocitos). Y ya tenemos la masa! Ahora sólo queda rellenar las cápsulas y hornear unos 20 minutos.

Voy a tener que mejorar mi técnica rellenando cápsulas... 

Cuando estén listos se sacan y se dejan enfriar. 


Una vez fríos preparamos la cobertura y decoramos. No os aconsejo ni dejar la crema preparada ni decorar los cupcakes templaditos, que ya lo he hecho yo y el resultado es bastante desastroso.
La crema es la misma que usamos para el red velvetPara hacer la crema de queso se mezclan el azúcar, la mantequilla y la leche hasta que quede una masa uniforme (velocidad 4, 1 minuto) se añade el queso y se bate, primero despacito, luego aumentamos la velocidad, hasta tener una masa cremosa (velocidad 4, 30 segundos, aumentar a velocidad 5, 30 segundos más). Os recuerdo que el queso tiene que estar frío y NO SER LIGHT. Para estos cupcakes usé mitad philadelphia light, mitad normal y se notó un poco en la consistencia, caían bastantes churretes.

Así estaban antes de ser decorados..

Y así de bonitos quedaron!

Mi puntuación           

Puntuación de Rubén

Veredicto: Muy ricos y poco empalagosos (esto para mi es un punto positivo). Tienen la gran ventaja de que al ser húmedos es más difícil que queden resecos. Por el momento están en el top 3 :)

miércoles, 16 de enero de 2013

10 cosas que se deberían contar a todo repostero novato

1. Los hornos tienen vida propia, son pendencieros y suelen ganar! No te pelees con el tuyo, llevas las de perder. Mejor averigua lo que le gusta y hazle la pelota.

2. Sigue las recetas al pie de la letra. Las consistencias en repostería son muy importantes, si una salsa queda más líquida de la cuenta no pasa nada, más para sopar!, pero en repostería (y panadería) 50 ml de leche son la diferencia entre un postre de revista y una hecatombe.

3. Esto tiene algo que ver con el punto anterior: medidas. Seguro que habéis visto un montón de recetas que indican: 1 cucharadita, 1/4 de cucharadita, 1 taza, 1/2 taza... Yo veo eso y lo primero que pienso es: ¿para qué demonios existe el Sistema Internacional? Mi siguiente idea es coger una taza y rezar para que la taza del escritor de la receta sea más o menos de un tamaño similar. Bueno, y con las tazas tiene un pase, pero, ¿y las cucharaditas y los cuartos de cucharadita? Eso es todo un acto de fe, o eso pensaba yo.
Resulta que existen unos medidores 'estándar' (para el SIC: sistema internacional cocinil) muy monos ellos (algunos modelos, otros son más sobrios) donde tienes el tamaño desde 1/4 cucharadita hasta la taza, pasando por todos los cuartos intermedios. En realidad vienen por separado, por un lado las cucharadas y por otro las tazas, tengo que decir... Tienen esta pinta:


Siendo justa, la verdad es que también aparecen las medidas en el SI, para los que nos ponemos pijoteros.

4. La gravedad es una perra. Siempre. Los cupcakes, magdalenas o muffins (¿no sabéis cuál es la diferencia? ^^) no son una excepción, y si ponemos la masa tal cual en los papelitos (cápsulas, si nos ponemos profesionales) se van a desparramar a placer.  Entonces, ¿cómo consigue la gente que le queden tan monos y tan derechos? Ah, es que tiene truco, y no lo cuentan en muchas recetas! Las cápsulas de papel no son lo suficientemente resistentes para aguantar el peso de la masa, así que hay que colocarlas en un molde para cupcakes. Lo tenemos de distintos tamaños y materiales, pero tienen una pinta parecida todos, es esto:


También podemos recurrir al truco casero de meter las cápsulas en moldes de alumino para flanes. Yo utilizo moldes de esos (demasiados cacharros por casa) y tienen la ventaja de que son baratos y fáciles de encontrar. Y también se pueden reutilizar.

5. Tras los dos puntos anteriores, creo que os habréis dado cuenta de un pequeño detallito... Hay una gran cantidad de cacharros (e ingredientes) a usar, y lo peor de todo es que la mayoría son útiles!! Y necesarios!! Y si no son estrictamente necesarios se crea la necesidad en un segundo!! OMG!! Lo principal es no volverse loco, porque además estos utensilios varios son de una monez que te hacen querer comprarlos nada más verlos y te puedes plantar en casa con 1000 cápsulas, 10 bandejas de horno, termómetros, la super-caja Wilton de las boquillas, rodillos como para construir las pirámides otra vez, cortapastas a porrillo, kilos y kilos de fondant, una colección de aromas que sería la envidia de Jean-Baptiste Grenouille, colores que el ojo humano no es capaz de diferenciar... y así podría seguir hasta el infinito. Y antes de lo que digáis, no, no estoy describiendo mi cocina! pero porque me contengo, no por falta de ganas.
Así que contención, id comprando según vayáis a usar, nada de: 'y me llevo todas las esencias del mostrador por si acaso' (eso casi lo hago yo el otro día, pero me comporté).

6. En el punto anterior hemos dicho que había que controlarse, en parte porque no es plan de andar fundiendo la tarjeta y también por un problema mucho mayor: el espacio!! Un colorante más o menos no nos va a sacar de pobres (ni 10, seamos sinceros, son cosas que no son muy caras) pero vas sumando, sumando... Y la tarjeta de crédito sufrirá, pero no tanto como el gran damnificado de todo este nuevo trajín: el espacio de la cocina, que suele ser limitadito. Yo ya tengo ocupados 2 cajones y 2 baldas y no me cabe nada... Y esto no ha hecho más que empezar (necesito un euromillón pero ya, o un cuponazo, no me voy a poner exquisita).

7. Existe una infinidad de ingredientes específicos de la repostería mona que, por supuesto, no encontramos en tiendas normales. Para encontrarlos o bien podemos buscar una tienda especializada cercana (sorprende la cantidad que hay) o pedir por internet, que todas estas tiendecitas tienen tienda on-line (próximamente un estudio acerca de las tiendas, que tengo que comprar un par de cosas y me vuelvo loca). Para ayudar un mini-glosario con lo que me dejó a mi más descolocada en un principio:

Icing sugar: azúcar glass glaseado, vamos, azúcar ultrafino, por lo visto más fino que el glass de toda la vida (y más caro)
Light brown y dark brown sugar: estos son los azúcares morenos de toda la vida, sólo que en los USA tienen de dos tonos (el nuestro es más bien parecido al dark brown)
Caster sugar: Ni idea, según internet es como un azúcar poco glass, pero aun no he tenido el placer.
Fondant: Es como una pasta de azúcar de colorines para decorar y hacer figuritas varias
Frosting, icing: Lo que yo llamo 'cobertura', es decir, todo lo que va por encima ^^. La diferencia entre ambos no está muy clara (por eso es mejor usar la palabra cobertura).
Candy melts: Esta es buena, es la marca comercial de una especie de pasta de pseudo chocolate que se utiliza para recubrir los cake pops (y que al enfriar queda dura). También se puede usar chocolate, dicen.

Y hay muchísimos más, por supuesto, pero yo no los conozco :(
Cualquier comentario con nuevas incorporaciones es bienvenido. por cierto.

8. Hay 2 tipos de ingredientes esenciales que no he mencionado en el punto anterior porque no es necesario explicar lo que son: colorantes y aromas. En la sección de repostería de grandes almacenes suelen tener una cajita que contiene como 3 mini-probetas con un líquido de color infame que deja las coberturas (o frostings, si nos vamos a poner en plan profesional) de un color radiactivo (o azul pitufo en el mejor de los casos) que harán que parezca que habéis horneado los cupcakes en el reactor de Chernobil. Y lo que es peor, aunque estén ricos la gente no querrá probarlos y no os quitaréis el sambenito de cocinera radiactiva en la vida :( ¿Solución? Comprar colorantes de calidad, específicos para repostería creativa (o mona) y siempre que sea posible en pasta o el polvo (por lo visto así se mantiene mejor el color).
Con los aromas no es tan cantosa la diferencia (eso no quiere decir que no exista, ojo!) pero la sección del Carrefour está muy limitadita. Tienen vainilla, almendras, limón y azahar. Y ya. ¿Cómo haremos para hacer esos estupendos cupcakes de algodón de azúcar? ¿O macarons de tiramisú? La respuesta es la misma que antes: comprar en tiendas especializadas productos específicos.

9. No os creáis que los ingredientes de toda la vida los tenéis controlados, qué va, que esos también tienen su miga... Hay muchos tipos de harina, y no suelen ser intercambiables. Si en la receta pone harina de fuerza no hace falta que vayas a buscarla al gym, existe en los supermercados! Y está donde las harinas normales, sólo hay que fijarse.

10. Lo mismo para las levaduras. Nos vamos a encontrar de 2 tipos: químicas y de panadero. La levadura química es la royal de toda la vida y es la que se usa para repostería. Muchas veces se sustituye por bicarbonato, y con eso ya crece la masa.
La de panadero viene en dos formatos: fresca (prensada) o seca. La fresca se encuentra en la zona de refrigerados, al lado de las natas y mantequillas, y son unos cubitos muy monos. La seca viene en sobres, vive donde las levaduras químicas y tiene aspecto de pequeñas bolitas:


Nuestras 3 levaduras, de las marcas más fáciles de encontrar

Las levaduras de panadero pueden ser intercambiables, pero ojo a las proporciones!! 
En los sobres de levadura de panadería seca pone que 1 sobre = 5,5 g levadura seca = 14 g levadura fresca. Como cubitos son de 25 g y los sobres de 5,5 g, resulta que 1 sobre equivale a 3/5 de cubito, sencillito, ¿no?.
Para no andar calculadora en mano a la hora de cocinar, nos quedamos con el cante de que hace falta aproximadamente el triple de levadura fresca que de levadura seca. Y si necesitamos 15 g de levadura fresca, se parte el cubito a ojo, tampoco hay que volverse muy loco con esto.
Para terminar esta mini master class sobre levaduras, un apunte y un consejo. El apunte es que las levaduras de panadero se usan con harina de fuerza y las químicas con harina normal de repostería. Y el consejo es que aunque las de panadero sean intercambiables, si podéis os ciñais a lo que dice la receta :)

Seguro que hay mucha información vital que se me escapa, pero no es porque me la quiera reservar sólo para mi, lo prometo! Es que no la conozco (todavía), pero ya me iré pegando con las recetas para conseguir la verdad (quieres la verdad??? tú no puedes encajar la verdad!!) aunque sea a costa de engrosar mi lista de desastres culinarios.

miércoles, 9 de enero de 2013

Roscón Wars

Hace mucho tiempo, en una Navidad muy muy lejana...

Mi madre siempre ha tenido la ilusión de hacer el roscón de reyes casero pero un año tras otro le quitábamos la idea de la cabeza: 'pero a dónde vas, con lo difícil que es, es mucho mejor comprarlo hecho, horas y horas de trabajo para que al final no salga bien '. Así que para nosotros un roscón era un ser mítico que sólo aparecía durante unos pocos días al año (últimamente cada vez más, que con esto de los roscones de la Almudena casi en octubre te los encuentras) y cuya invocación estaba reservada a unos pocos reposteros elegidos, dignos de veneración.

Total, que este año, con esto de mi reciente afición a la repostería vi un curso de roscones y dije: 'esta es la mía, qué buen regalo de Navidad para mi madre'. La lástima fue que no nos cuadraban las fechas así que yo, que soy una chica de recursos, pensé: 'no pasa nada, como somos más apañás que las pesetas nos ponemos las dos con la maquinita y seguro que algo decente sale'. Y a ello nos pusimos, en el puente de diciembre, por eso de ser un pelín precavidas y no lanzarnos a la aventura el día 5 de enero y dejar a toda la familia hambrienta y ansiosa de roscón mirándonos así:


El plan de dos personas intentando cocinar el mismo plato en un espacio de dimensiones bastante reducidas no es algo muy realista, así que al final acabé haciendo yo el roscón y ella la ensalada César estilo Jamie. La ensalada, exquisita (nota mental: tengo que pedirle la receta) y el roscón no quedó mal, al menos esa es mi opinión. Según la mayoría el roscón era algo espectacular, aunque al ser los catadores todos de la familia hay que darle un pelín de objetividad a la opinión. Pero vamos, el resultado fue lo bastante aceptable como para atreverme a hacer los roscones oficiales de reyes, con un roscón comprado como backup, eso sí, y así aprovechamos para comparar y sacar ideas.

Antes de seguir, quiero aclarar en tres palabras como comemos en casa el roscón: a lo bruto. Según pasan los años nos vamos moderando, que los cuerpos no son los que eran, pero lo nuestro con los roscones ha llegado a tener dimensiones épicas, a razón de medio roscón por persona, sin pestañear.

Así que lo de hacer roscones para la familia es todo un reto, pero yo soy un poco torito... ¿Alguien ha dicho reto? ¿Cómo que no hay huevos? Allá voy!!

Este es mi roscón, lo prometo! ¿A que ha quedado cuco?

Para que me diera tiempo a hacer los 4 que tenía planeados (4 de medio kilo caseros más 1 de kilo comprado, ojo) empecé el día 4 por la noche. Al final el plan sufrió alguna modificación y no pusimos tantísimo roscón, pero nunca está de más empezar con tiempo.

La receta es la del libro de la thermomix, con un par de ligeras modificaciones made in Mar (sí!! yo también puedo inventarme alguna cosa de vez en cuando!!). Por lo que he visto por ahí (me he dedicado a hacer una comparativa de las recetas de los blogueros más relevantes) esta receta es bastante popular. En  webos fritos está muy bien explicada, con video, paso a paso versión tradicional y thermomix y hasta un FAQ. Pero no me enrollo más, al lío. Vamos a necesitar lo siguiente:

Ingredientes para el azúcar aromatizado:
  • 120 g de azúcar (en teoría se pulveriza con la thermomix, yo he usado para una tanda azúcar glass y para otra azúcar normal pulverizado y la textura es muy parecida, por no decir igual).
  • la piel de una naranja (sin lo blanco)
  • la piel de un limón (sin lo blanco)
Ingredientes para la masa madre:
  • 70 g de leche
  • 10 g de levadura de panadería (mejor si es fresca)
  • 1 cucharadita de azúcar
  • 130 g de harina de fuerza
Ingredientes para la masa:
  • 60 g de leche
  • 70 g de mantequilla a temperatura ambiente
  • 2 huevos
  • 15 g de levadura de panadería (la receta original dice 20, pero como los cubitos son de 25 g, reparto 10 y 15 a ojo)
  • 80 g de agua de azahar (la receta original dice 30 g, pero la primera vez se me fue la mano y me gustó cómo quedó, así que modificación al canto).
  • 450 g de harina de fuerza
  • 1 pellizco de sal
Para decorar:
  • 1 huevo batido
  • fruta escarchada
  • almendras laminadas
  • azúcar humedecido
Que no cunda el pánico, es más larga la lista de ingredientes que lo que hay que hacer.

Lo primero que tenemos que hacer es el azúcar aromatizado con las pieles de naranja y limón. Un truco muy bueno que leí no sé dónde para quitar la piel sin llevarse la parte blanca es usar un pelador, el resultado es mucho más fino que con un cuchillo. Me refiero a un chisme de estos:

Una vez conseguidas las pieles (yo prefiero que haya más naranja que limón, cosa que va a pasar en la mayoría de los casos porque las naranjas suelen ser más grandes que los limones, si no es así, tenedlo en cuenta para echar más naranja), lo siguiente que vamos a necesitar es el azúcar glass. Si no tenemos, se puede fabricar fácilmente pulverizando con un molinillo o similar (thermomix, 30 segundos, velocidad 10, máquina seca, ojo!). Se mezcla con las pieles y se vuelve a pulverizar (15 segundos, velocidad 10). Quedará una mezcla así:


Si no se tiene nada para pulverizar, una solución es comprar el azúcar glass y rallar las pieles, y con esto hacer la mezcla.

El siguiente paso es la masa madre. Es muy sencillita de hacer, se disuelve la levadura en la leche templada, se añaden el resto de ingredientes (de los de la masa madre, ojo! no todos!) y se forma una bola (todo junto, 15 segundos, velocidad 4). Dejamos la bola en un recipiente, cubrimos con agua templada y esperamos hasta que doble su tamaño y flote. Normalmente con media horita es más que suficiente.

 Mi masa madre modo iceberg y modo barquito :)

Ahora vamos a por la masa del roscón. Disolvemos el resto de la levadura en la leche templada, tamizamos la harina y mezclamos todo esto con el resto de ingredientes, incluida la masa madre y el azúcar aromatizado. Hay que amasar con las manos aceitadas hasta obtener una mezcla elástica. O con thermomix, todo en el vaso, incluidos azúcar aromatizado y masa madre, 30 segundos, velocidad 6, luego 3 minutos, velocidad espiga. Dejamos la masa hecha una bola, que repose en un sitio cálido (dentro del vaso hasta que desborde por el bocal) hasta que doble su tamaño.

Este es el primer leudado serio y aquí podemos hacer varias cosas, en función de cómo queramos organizar el tiempo. Si dejamos la masa a su aire en un ambiente más o menos cálido, en 2-3 horas estará desbordándose como loca (en muchas recetas pone 5 horas mínimo, a mi no me ha hecho falta tanto tiempo, pero es que mi cocina es una pequeña sucursal del infierno en la tierra). Otra opción, que fue la que usé yo en la primera tanda, es dejar la masa crecer en un lugar frío (la saqué a la terraza). Ingenua de mí, pensaba que el frío de la noche paralizaría totalmente el leudado de la masa, y a la mañana siguiente me encontré con esto:

Nos llegamos a despertar una hora más tarde y nos echa de la casa

Amasamos un poco (1 minuto, velocidad espiga) y formamos una bola que tendrá un aspecto pegajoso:


De esta bola yo saqué 2 roscones (la primera vez sólo uno, pero quedó un super-roscón monstruoso, yo aconsejo hacer 2).

Este punto es otro de los de 'elige una opción'. Podemos seguir con el proceso o guardar la bola para después. O incluso se puede seguir con el proceso con una de las bolas y guardar la otra (eso es lo que hice con mi segunda tanda, dejé la bola número 2 en la nevera hasta el día siguiente y de la bola número 1 saqué un roscón en ese momento). Si queremos guardar la masa, con meterla en una bolsita de plástico bien cerrada y guardarla en la nevera basta. Cuando queramos retomar el proceso con sacarla un rato antes para que se vaya ambientando habrá suficiente.

Si hemos decidido seguir adelante, enharinamos una superficie y damos a la bola forma de roscón. Esto también tiene truco, no se puede hacer un churrito y luego unir los extremos, se hace haciendo un agujero en el centro de la bola y extendiéndolo poco a poco hacia fuera. No pasa nada si queda muy finito y parece un poco churro, que luego crecen.

Dejamos el roscón ya con su formar para el segundo leudado, que será de un par de horas como mucho, hasta que doble su tamaño. Aquí también tenemos la opción de retrasarlo para cuadrar tiempos, metiendolo en la nevera o sacandolo a la calle para que crezca más lentamente. En este caso, se aconseja pintarlo con huevo antes para que no se reseque. Si no, yo prefiero pintarlo y decorarlo una vez haya crecido


Mis dos roscones creciendo en el horno. Es aconsejable buscarse un sitio resguardado.

Pues con todo esto ya casi, casi tenemos el roscón, falta la parte artística del asunto: decorarlos!!! En primer lugar se pintan bien con huevo batido. Truco: si no tenemos pincel siempre podemos recurrir a los dedos, sin complejos!, que no es un trabajo fino. Y después añadimos fruta escarchada (yo la he comprado, pero se puede hacer en casa, eso ya es de matrícula), almendras laminadas (las venden así en  los supermercados normales, y cunden mucho, con una bolsita he hecho 4 roscones inundándolos de almendras) y azúcar humedecido. El azúcar humedecido se hace mezclando azúcar normal (no uséis azúcar glass, que fue lo que hice yo con el roscón paciente 0 y fue un fiasco) con unas gotas de agua, hasta que queden pegotes. Otro truco: en vez de usar agua corriente y moliente, yo he usado agua de azahar para el azúcar humedecido, que le da un toque.

El roscón número 2 decorado. Es un poco irregular porque lo dejé reposar en la rejilla y se fue escurriendo

Y por último, pero no menos importante, el horneado.  Metemos el roscón con el horno previamente calentado a 220ºC durante unos 10 minutos. Pasado este tiempo bajamos a 180ºC y dejamos que se acabe de hacer a esta temperatura. En el caso de mi horno, necesita 10 minutos más, pero en la mayoría de los hornos normales con 7-8 minutos estaría listo.

Importante!! Si hacéis varios, no se os ocurra hornearlos a la vez para ganar tiempo! De uno en uno, y colocando la bandeja en la posición inmediatamente inferior a la central.


Para rellenarlo hay que esperar a que se enfríe un poco, pero tampoco una barbaridad de tiempo como he leído por ahí, a mí con media horita me ha bastado. 

Al final nos comimos los 3 roscones: el pro y los 2 míos, a simple vista no es tan sencillo diferenciarlos, ¿verdad?



Visto lo visto, el año que viene todos correrán de mi cuenta, ya estamos pensando unas cuantas mejoras para el roscón 2.0! Si queréis más detalles, en un año hablamos de tema.

 ¿Qué mejor cierre para esta entrada? :)

jueves, 3 de enero de 2013

Muffins estilo Starbucks

Porque no sólo de cupcakes vive el hombre, también los muffins tienen un huequito en nuestro estómago corazón. Ahora viene la pregunta del millón, ¿qué diferencia hay entre un cupcake y un muffin? Y lo que es más, ¿qué pintan las magdalenas de toda la vida en todo este tinglado? Que no cunda el pánico, la fuente de todo el conocimiento (google) a través de su fiel escudero (wikipedia, ¿quién si no?) tienen respuesta para todo.

La magdalena (del francés madeleine) es un postre tradicional de la región de Lorena (qué de nombres hay en esta definición!), en Francia, que se ha extendido por España e Iberoamérica. Tienen forma de pequeña concha, se suelen hacer en pequeños moldes de papel rizado y tienen un gusto similar al bizcocho aromatizado con limón. No deben confundirse con los muffins (pero no explica por qué, a ver si con los muffins hay más suerte....)

 Aquí unas madeleines, según wikipedia

Un muffin (american-style, que el british-style es una cosa totalmente distinta) es un producto de repostería elaborado con pan dulce y otros ingredientes. Presenta una base cilíndrica y una superficie más ancha, con forma de hongo. La parte de abajo suele estar envuelta con papel especial de repostería o aluminio y aunque su tamaño puede variar presentan un diámetro inferior al de la palma de la mano de una persona adulta (de momento no nos han aclarado gran cosa). El muffin guarda similitudes con la magdalena pero es un alimento distinto (ajajá!) debido a que presenta un sabor menos dulce y guarda otro tipo de elaboración, ingredientes, y sabores de toda clase, tanto dulce como salado. El muffin no debe confundirse con un cupcake (ya estamos otra vez...). 

 Blueberry muffin, el muffin oficial de Minnesota. Cuando averigüe qué demonios es un blueberry en español lo mismo los hago y todo

Un cupcake (literalmente pastel de o en taza) es una pequeña tarta para una persona, frecuentemente cocinada en un molde similar al empleado para hacer magdalenas o muffins (esto último explica el porqué de tanto lío). Es una receta de origen estadounidense, e incluye añadidos como glaseado y virutas.
Los cupcakes de wikipedia no son de los más apetecibles que he visto, pero nadie es perfecto

De paso he aprendido que la versión 1.5 del Android para móviles se llama cupcake, que hay una cárcel con ese nombre, y que hasta hay un reality!! Cupcake wars!! Si es que wikipedia es un pozo sin fondo de sabiduría.

A lo que yo iba... ¿Ha quedado clara la diferencia? Una magdalena es un bizcochito dulce, pequeño y con una receta en concreto, un muffin es la versión salvaje y anárquica de la magdalena: vale cualquier tamaño y sabor (dentro de unos límites razonables), y el cupcake es la versión kawaii de ambos, destilando monez por todo el glaseado. Hoy nos vamos a centrar en los muffins.

Los muffins por excelencia son los del Starbucks, hasta el punto de que estoy casi convencida de que ellos fueron los que introdujeron la palabra en mi vocabulario. Y ahora que estoy tan metida en esto de la repostería, ¿cómo no dedicarles un par de lorzas a ellos? Tras una breve pero exhaustiva búsqueda en internet encontré una receta que nos convenció bastante, es de El mundo de Mapani. Y el primer sábado que tuvimos a la familia para hacer de conejillos de indias (y también para no comernos en casa todos los muffins, que como empiece a comerme todo lo que cocino no voy a entrar por las puertas) aproveché para hacerla, estrenando mis moldes para mega-cupcakes.


Lo que me gustó de esta receta es que lleva 2 masas, la normal típica de muffin y una cobertura crujiente y dulce por arriba que está, ummmmm!

Con estos ingredientes a mi me salieron 6 mega-muffins, así a ojo calculo que de tamaño estándar saldrían el doble.

Para la cobertura:
  • 50 g de harina de repostería
  • 1/2 cucharadita de levadura química
  • 25 g de azúcar
  • 25 g de mantequilla fría 

Para el muffin:
  • 60 g de mantequilla
  • 60 g de azúcar
  • 170 g de leche
  • 2 huevos
  • 1 cucharadita de azúcar vainillado
  • 180 g de harina de repostería
  • 2 cucharaditas de levadura química
  • 1 pellizco de sal

Primero hacemos la cobertura, hay que mezclar todos los ingredientes hasta que nos quede una masa grumosa, con pinta de migas de pan mal mezcladas (en thermomix, 10 segundos, velocidad 6). Si se hace a mano, la mantequilla debería estar cortada en trocitos pequeños. Una vez hecha, se guarda en la nevera hasta que la volvamos a usar.

La otra masa es muy sencillita de hacer, tan sólo hay que mezclarlo todo. A la mantequilla a temperatura ambiente (en la thmx, 2 minutos, 60º, velocidad 2) se le añade el azúcar, la leche los huevos y la vainilla y se mezcla un poco (10 segundos, velocidad 4) y a esta masa se le añade la harina, la levadura y la sal (10 segundos, velocidad 4).

Sólo nos queda el relleno que, como muy sabiamente indica la definición de wikipedia, puede ser prácticamente de cualquier cosa, desde queso hasta la mermelada más empalagosa. Por no innovar demasiado, decidí hacerlos con pepitas de chocolate, pero tuve un pequeño percance... Yo había visto este bote en el Carrefour:


Y sin leerlo demasiado decidí que era precisamente eso lo que necesitaba.

Pues no. De pepitas de chocolate nada. Estas bolitas son de cereal recubierto de chocolate, como bien pone en el bote, y como habría averiguado si me hubiera fijado un poquito. Pero como ya tenía todo preparado me lié la manta a la cabeza y con estas 'pepitas' hice los muffins, previa separación por colores para hacer de chocolate blanco y de chocolate negro.

Separé un poco de la masa para muffins (la de cobertura sigue en la nevera, recordad), mezclé las bolitas blancas y al agujero (previo engrasado). Las bolitas marrones las mezclé con el resto e hice lo mismo. Encima de esta masa va la otra, la de cobertura, así que hay que tener cuidado de no llenar demasiado los moldes, como a unos 2/3 del borde es más que suficiente.

Puse la cobertura encima de la masa de muffins y para rematar, más bolitas de cereal! Hala, ya estaba todo listo para ir al horno, 22 minutos a 180º (minuto arriba o abajo, ya sabéis).


El invento de las bolitas quedó regular. Las de arriba sobrevivieron, pero las de dentro de la masa se fundieron y al ser tan pequeñas y llevar tan poco cantidad de chocolate apenas se notaban, excepto por algún mordisco crujiente de vez en cuando. Pero aparte de ese pequeño detalle, estaban bastante ricos.

Ideales para tomarse uno con un té calentito

 Mi puntuación              

Puntuación de Rubén   

Veredicto: los repetiremos para subir nota, a ser posible con pepitas de chocolate de verdad y no con ese sucedáneo extraño...

miércoles, 2 de enero de 2013

She wore red velvet...

Anoche, por sugerencia de mi hermana Ana y aprovechando que era Nochevieja, me decidí a hacer el famoso Red Velvet! No las tenía todas conmigo porque lleva chocolate (entre otro montón de ingredientes a cada cual más estrafalario) y no es algo que me motive mucho (no me gusta, vamos), pero leí por internet que el sabor no es a cacao ni nada parecido, así que me dije... allá vamos! (y ya hablaremos en otro momento de eso de que no me guste el chocolate...)

La receta la cogí del libro de Alma Obregón, que también está en su blog, no exactamente igual, pero casi.
Primero, los ingredientes, que si no nos ponemos a hacerlo y al final nos falta algo y es un lío y toca andar buscando en internet qué se puede sustituir por qué (es una situación muy Mar esa):

Con estas cantidades yo hice 24 minicupcakes y 4 cupcakes, así que si nos ponemos más homogéneos con los tamaños saldrían 36 minicupcakes o 12 cupcakes (a mi siempre me sale más de lo que dicen las recetas, no sé por qué).

Para el bizcocho
  • 60 ml de aceite de oliva
  • 160 g de azúcar blanco
  • 1 huevo
  • 1 cucharada rasa de cacao sin azúcar
  • 1 y 1/2 cucharadita de colorante rojo
  • 1 y 1/2 cucharadita de extracto de vainilla
  • 125 ml de leche semidesnatada
  • 1 cucharadita de zumo de limón
  • 150 g de harina
  • 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
  • 1 cucharadita de vinagre blanco
Para la cobertura (lo que se suele llamar crema, pero yo soy así y lo llamo cobertura :P)
  • 125 g de queso de untar (no light)
  • 300 g de icing sugar
  • 120 g de mantequilla
  • 1 cucharada de leche semidesnatada
¿Lo tenemos ya todo listo? ¡Pues empezamos!

Antes de nada, es buena idea preparar los papelitos. Yo estrené ambos, de mis regalitos de Navidad! Ah, y encender el horno para que se vaya calentando, más o menos a 180ºC, ya se sabe que los hornos tienen vida propia y lo que es peor, libre albedrío.

¿A que son monísimos?

El primer paso de la receta es cortar la leche. Para ello se mezcla con el limón y se deja reposar unos minutos (mínimo 5 minutos, si se deja más no pasa nada, parecerá muy obvio, pero era una duda que a mi me corroía). Esto es mejor no contárselo a los que van a comerse los cupcakes, al menos hasta que los hayan probado, que hay mucho susceptible suelto. 

Lo siguiente es tamizar. Como me he vuelto thermomix-adicta, que hasta la usé para calentar leche hace unos días, todo lo hago con la maquinita, y tamizar debe ser lo primero, para evitarnos lavar a lo tonto. Ponemos la harina y el cacao en el vaso y le damos unos 5 segundos a velocidad 10 y reservamos. Por cierto, yo usé una cucharada de una mezcla de chocolates pulverizados (mitad con leche Nestlé extrafino de toda la vida y mitad del negro especial postres) que tenía por ahí rondando de un experimento que salió mal.

Mezclamos el aceite y el azúcar (velocidad 4, unos 30 segundos), y cuando ya están bien mezcladitos añadimos, sin dejar de batir (por el bocal), el huevo y el extracto de vainilla. Agregamos la harina tamizada con el cacao y la leche, alternándolas (por el bocal, seguimos a velocidad 4). En un cuenco aparte mezclamos el vinagre y el bicarbonato, removemos, y en cuanto burbujee, lo añadimos a la masa (por el bocal, velocidad 4). Batimos un poco más hasta que sea homogéneo y ya está casi, casi lista:

Esta pinta tenía mi masa, a falta del colorante. Decidí sacarla del vaso de la thermomix porque no quería arriesgarme a quedarme con la máquina roja de por vida :)

El último paso es añadir el colorante, con alegría! Al mezclar la primera cucharadita se me quedó un tono de rojo-sangre-de-peli-de-serie-B que daba miedo, pero la cosa fue evolucionando hasta rojo-pastelito-hecho-por-una-monster-high. Puse cucharadita y media y me quedó así:

Colorante Rojo Christmas de Sugarflair, para la próxima probaré con algún rojo más burdeos

Al ir a rellenar los papelitos me encontré con que me sobraba un montón de masa (yo había preparado sólo para 24 minicupcakes), así que improvisé 4 cupcakes sobre la marcha. La bandeja no es la más adecuada, aun estoy pendiente de hacerme con una para cupcakes tamaño estándar.


Y al horno! Según la receta original, 22 minutos, en el caso de mi horno, que es de natural tranquilón, necesitamos casi 30 minutos para que se hiciera el bizcocho.



Los papelitos transparentan un poco, pero como son los primeros de colorines que uso tampoco tengo con qué compararlos.


Durante la cena dejé que se enfriaran y antes de las uvas me puse a hacer la cobertura. Podría hacer muchos chistes malos al respecto, pero entre Ana y Rubén ya los hicieron todos, así que no vamos a repetir.

Para hacer la crema de queso se mezclan el azúcar, la mantequilla y la leche hasta que quede una masa uniforme (velocidad 4, 1 minuto) se añade el queso y se bate, primero despacito, luego aumentamos la velocidad, hasta tener una masa cremosa (velocidad 4, 30 segundos, aumentar a velocidad 5, 30 segundos más). Ojo, el queso tiene que estar frío! Y en cuanto se haga hay que ponerse a decorar los cupcakes, que la primera vez que hice la crema de queso me la dejé hecha y me fui a ver la tele y claro, a la hora de decorar caían los churretes por todos lados.

Uno de mis miedos era cómo me saldría la decoración con la manga pastelera en un minicupcake, pero puedo decir que fue bastante mejor de lo esperado. No es ninguna maravilla, pero teniendo en cuenta mi experiencia con la manga, que es más bien escasa, y eso siendo generosos, me voy a dar a mi misma una palmadita en la espalda :)


Utilicé la boquilla 1M de Wilton, tampoco es que tuviera mucha más opción, tengo esa y otra más, la 2D, que aun no he usado.

Cobertura a uno y dos pisos!

Como no tenía nada interesante para decorar copié vilmente la decoración de Alma de usar miguitas del bizcocho red velvet, pero se me fueron un poco de madre las miguitas.... Así que sólo decoré un par y el resto los dejé tal cual.


Y os estaréis diciendo... 'mucho enrollarse pero al final no nos cuenta a qué sabe el red velvet dichoso!'. Cierto, pero es que no tiene un sabor que se pueda definir, no sabe a vainilla, ni a cacao, de hecho el bizcocho es más bien sosillo, pero la combinación con la cobertura... ummmmm!! De los mejores que he hecho! Aunque teniendo en cuenta que es mi tercera receta 'seria' de cupcakes, tampoco es decir mucho.

Mi puntuación           

Puntuación de Rubén

Veredicto: repetiremos!

¿Hay un cierre para esta entrada más adecuado que este?